Sol y magia: entre historia y paraíso













Este espacio nace como un recuerdo inolvidable del viaje vivido en la increíble Riviera Turca, donde el Mediterráneo y el mar Egeo se encuentran suavemente, regalándonos amaneceres que nunca olvidaremos.
Cuando pienso en Turquía, vuelven a mi mente risas, sabores, sorpresas y mil pequeños detalles que se convirtieron en recuerdos inolvidables. Desde que pisamos Estambul, supe que sería especial. La Mezquita Azul y Hagia Sophia no solo nos impresionaron, sino que nos hicieron sentir parte de algo inmenso, lleno de historia y magia. ¡Perdernos en el Gran Bazar entre risas y regateos fue toda una aventura! Aunque sabíamos que quizá no era el lugar más indicado para hacer compras, su encanto irresistible nos llevó a caer en la tentación de llevarnos algún recuerdo.
En Antalya, todo se volvió más intenso. Caminamos por calles llenas de encanto, nos quedamos fascinadas frente a las cascadas Düden y terminamos riendo en la playa, sintiendo la libertad que solo da el mar.
Al día siguiente, creímos estar soñando cuando navegamos hacia las «Maldivas turcas». Nadar en esas aguas cristalinas y recorrer las antiguas ruinas de Olympos fue algo mágico, pero Kaş se llevó nuestro corazón con sus calles bohemias y tranquilas.
Recuerdo especialmente las risas y la emoción en el barco hacia Kekova, buscando ruinas escondidas bajo el mar, y nuestra fascinación frente a las misteriosas tumbas de Demre-Myra. Pero lo mejor fue ver cómo el azul intenso de la playa de Kaputaş nos dejó literalmente sin palabras. Dormir en Ölüdeniz fue cerrar el día dentro de una postal perfecta.
¿Y qué puedo decir de lanzarnos en parapente sobre Ölüdeniz? ¡La adrenalina todavía me acompaña! La calma que siguió en la Laguna Azul, flotando en aguas que parecían de cuento, fue el equilibrio ideal.
En Fethiye vivimos un día perfecto en barco, entre el Valle de las Mariposas y la encantadora Isla de San Nicolás. Luego llegó Bodrum, con sus casas blancas, calles alegres y noches llenas de risas junto al mar. Sentimos que habíamos encontrado un pequeño paraíso.
Antes de volver a Estambul, exploramos Bodrum sin prisas, entre castillos y museos fascinantes, disfrutando cada momento con una sonrisa constante. Y de regreso a Estambul, revivimos la energía de la Plaza Taksim, la magia nostálgica de Istiklal y las vistas de la Torre Galata, perdiéndonos felices entre los colores vibrantes de Balat hasta despedirnos frente a la romántica Mezquita de Ortaköy iluminada por el Bósforo.
En nuestro último día descubrimos otro lado de Estambul, cruzando al continente asiático entre mezquitas impresionantes y palacios llenos de encanto. Pero el crucero por el Bósforo al atardecer, viendo cómo la ciudad se iluminaba poco a poco, fue el broche perfecto.
Ahora, desde casa, sonrío recordando todo esto. Porque Turquía no fue solo un viaje más, sino una historia que llevamos siempre dentro, deseando que pronto se escriba un nuevo capítulo.
¿Te gustaría ser parte de esta aventura? ¡Acompáñanos AQUÍ en el próximo viaje y crea tus propios recuerdos inolvidables en Turquía!